¿Lo que entendemos por juego simbólico es realmente simbólico?
En las aulas de infantil suele ser habitual encontrar un espacio dedicado al “juego simbólico” donde generalmente hay juguetes como muñecas, cocinitas, un rincón que imita una estancia de un hogar, el médico, el supermercado, un taller mecánico… en los pasillos de las jugueterías o cuando ojeamos catálogos de juguetes este tipo de utensilios, que son una versión en miniatura de los objetos reales, suelen conocerse como juguetes para el juego simbólico, pero ¿es realmente ese tipo de juego simbólico?, ¿ese tipo de materiales favorecen el simbolismo?
Para responder a estas preguntas voy a hacer un breve recorrido por la evolutiva del juego y cómo es la construcción del símbolo.
Evolución del Juego
Chokler nos dice que el primer juguete de los bebés son las personas que para ellos son significativas, antes que centrarse en su cuerpo y en los objetos. Piaget, autor que nos explicó a través de sus estudios cómo es la formación del símbolo, establecía que los bebés primero debían conocer su cuerpo antes de interesarse por los objetos, en esta primera etapa miran sus manos, se las llevan a la boca, levantan sus piernas, se tocan los pies… y una vez han permanecido tiempo descubriendo estas posibilidades, comienzan a interesarse por los objetos, los cuales despiertan su deseo cuando son captados por la vista, los cogen y exploran de una forma sensorial: los llevan hasta su boca, los chupan, los agitan, los dejan caer… y después, una vez han explorado cada objeto de manera individual, comienzan a ponerlos en relación: meten unos dentro de otros, llenan, vacían, encajan…
El tipo de juego explicado hasta ahora es sensoriomotor, centrado en el placer del movimiento, en el conocimiento de los objetos, su sensorialidad y sus posibilidades…
Si continuamos observando el desarrollo y progresión del juego, aparece un juego conocido como funcional, que es un juego de imitación, es decir, un biberón de juguete que se parece al biberón real comienza a utilizarse para dárselo a la muñeca; una taza de plástico se utiliza para imitar que se bebe en ella, un carrito de muñecas se utiliza para empujarlo imitando lo que habitualmente se realiza con este objeto… estos son el tipo de objetos que habitualmente se ofrecen en los rincones de “juego simbólico” y que se conocen como juguetes para “el juego simbólico”, pero como vemos en la explicación no favorecen ni es necesario que se haya desarrollado la función simbólica al utilizarlos, este tipo de juego en el que se ofrecen objetos realistas en miniatura para imitar lo que se hace habitualmente con ellos, aparece normalmente antes de los 2 años. Pero este juego no es simbólico porque los significantes no están separados de los significados.
¿Qué es pues el juego simbólico?
Pues un tipo de juego que aparece cuando los niños y niñas adquieren lo que se conoce como función simbólica (que ocurre en la etapa preoperatoria, habitualmente a partir de los 2 años) en la que un significante puede adquirir diferentes significados, es decir, un palo (significante) puede ser una salchicha, una cuchara, un peine, un lápiz … está capacidad cognitiva les permite al mismo tiempo que un rasgo represente el todo (una cuerda por sus características propias puede representar una serpiente, pero no una escoba, puesto que el niño extrae que la escoba no es blanda como la cuerda…)
Por lo tanto, en el juego simbólico no hacen falta materiales hiperrealistas en miniatura porque es el niño y la niña la que transforma y crea el juguete.
¿En función de qué? de lo que necesitan jugar, porque juegan sus vivencias, sus pensamientos, sus miedos, sus conflictos, los papeles sociales que les rodean…
El juego simbólico no es una simple imitación, es un relato con una implicación emocional en el que se reencuentran, reelaboran y recrean lo que les es conocido. Activa a su vez emociones, lo que sabe, lo que a vivido, lo que conoce, lo que fantasea… siguiendo su deseo y por el placer propio que le produce.
Los mejores juguetes
Cuando el juego es realmente simbólico, el niño y la niña juegan, como os he comentado anteriormente, a lo que conocen, a lo que han vivido… es decir, no pueden jugar a ser bomberos aunque les ofrezcamos disfraces u objetos de dicha profesión si nunca han visto o han tenido una relación con los mismos. Y por supuesto, el juego es juego porque es libre, enseñar cómo se utiliza o debe utilizarse determinado objeto rompe el propio significado del juego simbólico.
Si los objetos que les proporcionamos para jugar son realistas no permiten la simbolización porque les ofrecemos un producto acabado que limita su exploración, su imaginación y su simbolización, siendo el juguete el que “le dice» al niño o a la niña cómo debe jugar. Este tipo de objetos se denominan juguetes cerrados, como cuando ofrecemos una ambulancia de juguete que a su vez tiene luces y sonidos, quedando el niño o la niña en un papel de espectador o con poco margen de acción.
En cambio, los materiales y juguetes abiertos, desestructurados, son aquellos que sin ser nada concreto, pueden serlo todo, como las maderas de construcción, las telas, las cuerdas, los tubos, las anillas, los palos, el barro, o los módulos de la sala de psicomotricidad, y son materiales que sí favorecen un verdadero juego simbólico ¿sabéis por qué? Porque permiten que cada niño o niña cree y se “fabrique» su propio objeto, que le dé vida, permiten ser transformados en lo que cada niño o niña necesita en cada momento.
Bibliografía
Chokler, M. (2017) La aventura dialógica de la infancia. Ediciones Aires. Buenos Aires.
Estremera, L. (2018) Ser niños acompañados: crianza y escuela. Universo de letras. Sevilla.
García, J. A; Delval, J. (2010) Psicología del desarrollo I. Uned. Madrid.
Vela, P; Herrán, M (2019) Piezas sueltas: el juego infinito de crear. Litera Libros
Artículo publicado con anterioridad en Alaya difundiendo infancia el 10 de marzo de 2020