Pinceladas sobre situaciones cotidianas
Continuamente utilizo Instagram para escribir pequeñas reflexiones, ideas... pero entiendo que no todos los que me seguís utilizáis estas redes sociales, así que he decidido hacer una recopilación de aquellas pequeñas publicaciones que me parecen interesantes y que me gustaría que pudiérais encontrar con facilidad. A estas entradas voy a llamarlas "Pinceladas sobre" y en este caso voy a compartir las que tratan sobre el acompañamiento de situaciones cotidianas.
Porque las buenas intenciones no son suficientes; los hechos, las acciones concretas son las que permiten que ese amor se perciba, se sienta y más adelante se convierta en amor propio.
Los seres humanos necesitamos sentir cierto control sobre las cosas, por supuesto, hay cosas que podemos controlar y otras que no. Es lo que se conoce como "locus de control" que puede ser interno o externo según dónde percibimos el agente causal de lo que nos sucede.
En los sucesos que sí dependen de nosotros, es importante tomar responsabilidad sobre ello, porque así también podremos cambiar ciertas cosas si no nos gustan; y en los que no dependen, tomaremos conciencia sobre ello y cómo protegernos, evitarlos... En las situaciones cotidianas, como la de la imagen, los adultos estamos continuamente ofreciendo recursos, herramientas y modelos a cerca de cómo gestionar las situaciones, emociones, pensamientos y creencias.
Si ante un choque como el de la imagen superior, ponemos el locus de control externamente, responsabilizando a la mesa ¿qué creencias desarrollará el niño?, ¿cómo percibirá la relación entre lo que le sucede y su acción?
Si lo hacemos como en la inferior, favorecemos que ponga la atención sobre su cuerpo y sensaciones, que lo relacione con la emoción que le despierta y le ayudamos, a través de una narrativa, a comprender lo que ha ocurrido y ponerlo en relación con su vivencia corporal, favoreciendo una sensación de control sobre el suceso.
Al disculparnos ante nuestros niños y niñas, no perdemos autoridad, sino que les mostramos qué hacer cuando se comenten errores.
Porque somos humanos y todos nos equivocamos, porque estamos en un aprendizaje continuo, y no hay nada más poderoso que el ejemplo.