No hay que enseñarles a caminar, aprenden por sí mismos


¿Quién no ha visto a un adulto llevando a un bebé de las manitas "enseñándole" a andar?
Está muy extendida la idea de que hay que enseñar a andar a los bebés, de que necesitan aparatos para ello o entrenamientos. Suele ser habitual ver estas escenas, pero que algo sea habitual no significa que sea lo más adecuado, de hecho, si se realizan es porque no hay conciencia de por qué estas prácticas no favorecen al desarrollo del bebé, porque de saberse, lógicamente, no se harían ¡todos queremos lo mejor para nuestros hijos e hijas!

A lo largo de esta entrada cuando hable de un adulto que "da las manos" para caminar, me refiero a un bebé que no es capaz de andar por sí mismo sin ayuda. No a un bebé que ya se desplaza por el entorno con soltura caminando y que lo que busca en nuestras manos es vínculo, protección...
En el primer caso, estamos hablando de una "ayuda", que no ayuda en su desarrollo motor; en el segundo, es una necesidad emocional importante satisfacer.

¿Por qué entonces no es adecuado "enseñar a andar" a los bebés?

-Lo primero, porque no es necesario,  ya que como especie, si no hay ninguna patología, el ser humano está preparado para caminar, sin que nadie "le enseñe".

-Porque las prisas no son buenas cuando hablamos de desarrollo y sabemos que el ritmo de cada niño o niña es diferente, está demostrado que todos los niños y niñas (si no hay ningún tipo de dificultad y las condiciones del entorno son adecuadas) pasan por las mismas etapas, aunque a un tiempo distinto. 
La marcha, aparece entre los 9 y los 18 meses, como veis, un abanico muy grande.  Hacerlo  antes no significa que sea mejor, lo que es realmente importante es que lo hagan cuando estén preparados.


Y ¿qué diferencias hay entre "enseñarles a caminar", por ejemplo agarrándolos de la manos y avanzando con ellos o...
que sean ellos los que aprendan a caminar, poniéndose de pie por sí mismos y avanzando cuando estén preparados para ello?


-cuando el bebé es cogido de las manitas para caminar, su centro de gravedad varía respecto a cuando esta postura y desplazamiento lo realiza por sí mismo, así como el desarrollo del equilibrio es diferente en ambos casos, en el primero, es el adulto el que asume esa función en lugar del bebé.

-Los apoyos de los pies también son  diferentes al hacerlo nosotros, el reparto del peso no es el adecuado, favoreciendo por ejemplo, andar de puntillas…

-No permitimos que desarrolle la marcha lateral, que es la que realizan cuando caminan agarrados a los muebles o las paredes. Teniendo en cuenta el desarrollo natural, los bebés no comienzan a andar avanzando hacia adelante, sino de lado. En cambio, cuando el adulto le coge de las manos para andar o es colocado en un taca taca, el bebé  avanza hacia adelante.

-En estos meses (2, 3... en función de cada niño o niña) desde que se pone de pie hasta que da sus primeros pasos también juega con sus piernas poniéndose de pie agarrado, volviendo abajo, otra vez arriba, dando unos “pequeños saltos” (sin levantar la planta del pie del suelo) toda una preparación para lo que viene después.


-Hace algo para lo que no está preparado (aunque nos parezca que le divierte), porque si no es capaz de alcanzar esos apoyos, postura o desplazamiento por sí mismo, es porque su cuerpo todavía no está preparado para ello, haciendo que se muevan y adquieran posturas por encima de sus posibilidades.


¿Y qué podemos hacer cuando esta información llega algo tarde y ya hemos  “puesto a andar” al bebé y descubrimos que no  es adecuado para  su desarrollo?

Podemos favorecer  la etapa en las que realmente está y no en la que a nosotros nos gustaría que estuviera. Colocarlo en el suelo boca arriba y observar qué es capaz de hacer por sí mismo y no colocarlo en posturas a las que no llega por si mismo, favoreciendo de esta forma que voltee, se coloque boca abajo, se arrastre por el suelo y repte, gatee, se siente, se ponga de pie y finalmente ande, pasando por todos los escalones para que su escalera del desarrollo quede bien formada (escalones que necesitará más adelante cuando se enfrente a la lectura, a la escritura, al cálculo… por sorprendente que nos parezca)


¿Y si no les enseñamos a andar, qué hacemos en este proceso? 

Acompañar 

-En ese camino nosotros tenemos que estar presentes y darles la seguridad emocional que necesitan: cogerlos cuando se cansen de estar en el suelo, permanecer cerca y presentes, observarlos, descubrir y maravillarnos de cómo van conquistando las diferentes posturas, deaplazamientos... ¡es apasionante!

-Ponerles ropa cómoda, que no dificulte los movimientos: evitar capuchas, pantalones vaqueros…

-No utilizar zapatos, los bebés no necesitan llevar zapatos hasta que no anden por la calle (por si se hacen daño con algo que hay en el suelo) las bóvedas del pie necesitan desarrollarse con el pie apoyado, sin zapatos. El pie está preparado para ello.

-Preparar un espacio adecuado para el movimiento: una superficie firme (la cama por ejemplo dificulta el movimiento y es peligrosa porque se pueden caer) vigilar enchufes, muebles que se puedan volcar…

-No utilizar aparatos que les restrinjan o dificulten los movimientos como hamacas, tacatás, andadores, parques…Ni colocarlos en posturas a las que no llegan por sí mismos.

En resumen, ofrecerles tiempo, espacio y acompañamiento. 

Laura Estremera Bayod

Psicomotricista, Maestra de audición y lenguaje, educadora infantil,  autora de Criando y Ser niños acompañados.


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