¿Cómo aprenden los niños y niñas? Transformado la escuela 2/10
A través de 10
artículos quiero invitar a la reflexión sobre si lo que se hace
tradicionalmente en la escuela es lo más adecuado para el niño y la niña. En
estos artículos, en los que iré abordando diferentes temas, me gustaría poder
ofrecer una mirada que invite a transformar la escuela tradicional en una
escuela centrada en los niños y niñas, una escuela centrada en sus necesidades
reales.
Feliz lectura, Laura
Estremera.
Después del primer artículo de esta serie en el que os hablé
sobre el respeto a la individualidad en el que vimos que cada niño era único y
diferente, os voy a hablar sobre cómo aprenden los niños y las niñas, porque
muchas de las prácticas que se realizan en la escuela de forma tradicional no
son acordes con lo que hoy en día sabemos acerca de cómo estos aprenden.
La escuela no debería de servir para “igualar” a todos los
niños porque tenemos que partir de la idea no de que todos son iguales, sino de
que todos son diferentes y por lo tanto, a los aprendizajes se puede llegar
desde caminos diversos.
Piaget nos ofreció la teoría del desarrollo cognitivo, la
que explica cómo se desarrolla la inteligencia a través de una serie de
estadios en los que lo importante es la secuencia, es decir que uno ocurre
detrás de otro (las edades son orientativas) teniendo en cuenta que los
estadios previos siempre siguen presentes y que esta inteligencia se construye
de forma activa tomando del entorno lo que se necesita en cada momento.
Durante los 2 primeros años aproximadamente, Piaget,
estableció que la inteligencia se desarrollaba a partir del movimiento y del
desarrollo sensorial, de ahí la importancia de que los niños y niñas pequeños
puedan moverse libremente, que aprendan por sí mismos a voltear, a desplazarse,
a gatear, a andar… así como que estén en contacto con materiales y objetos
diversos.
A partir del segundo año y hasta los 6 aproximadamente, más
o menos la etapa del segundo ciclo de educación infantil, la inteligencia se
desarrolla a través del juego simbólico, el lenguaje, las imágenes mentales y
del dibujo libre. Habéis leído bien ¡el juego libre! ese que generalmente tiene
poco espacio en la escuela porque se considera que hay actividades dirigidas
más importantes que hacer para el desarrollo antes que simplemente jugar,
cuando realmente para el desarrollo de esta se necesita jugar, dibujar, imaginar, hablar,
hacer, tocar, moverse, crear… y no fichas, lecciones, permanecer sentado, actividades
dirigidas…
A partir de los 6 años aproximadamente y durante toda la
primaria los niños y niñas están en una etapa que se denomina de operaciones
concretas, que como su nombre indica, aprenden a través de lo concreto, de la
manipulación, haciendo y no tanto de la palabra, del discurso verbal, de la
vista, del libro de texto, de trabajar en el cuaderno, de los ejercicios, de la
lección, de la pizarra… porque necesitan tocar, interiorizar los conceptos
desde el tacto, desde el movimiento… los materiales manipulativos deberían de
tener una presencia importante en esta etapa.
Y ya, a partir de los 12 años o más adelante, en la etapa de
secundaria, los niños y niñas desarrollan su inteligencia a través de los
conceptos abstractos, del lenguaje, de la audición, es decir en esta etapa ya
pueden aprender realmente de las lecciones, de lo que otros explican, del libro
de texto… como hacemos los adultos.
Aunque quizá ese sea el punto de partida del problema,
porque como habréis observado generalmente no se respeta cómo aprenden
realmente los niños y niñas, de hecho, se tiende a ofrecerles lo que para
nosotros es más cómodo, es decir, como nosotros aprendemos a través la vista,
de las explicaciones lógicas, del discurso verbal de los otros… nos debe de
parecer que ofreciéndole lo mismo a los niños van a adquirirlo de la misma
forma que lo hacemos los adultos, pero ya vemos que no es así.
Deberíamos de tomar conciencia de:
-Que el juego libre es esencial como mínimo hasta los 6
años, es su principal forma de aprender y de desarrollar su inteligencia, digo
como mínimo porque los niños y niñas tienen ritmos diferentes como vimos en el
artículo anterior. Y además, como hemos visto que unos estadios se apoyaban en
los anteriores, el juego siempre debería de estar presente tanto en el tiempo
libre como en la escuela.
-Que los niños y niñas aprenden de la realidad, de sus
vivencias y no a través de fotografías, discursos verbales… En vez de ofrecer
un mural sobre las estaciones ¡salgamos al patio!
-Que en primaria, la inteligencia se desarrolla sobre lo
concreto, lo que se puede ver, tocar, mover… por lo que los materiales
manipulativos (Montessori, regletas…) el poder hacer, debería de tener
prioridad sobre las explicaciones verbales, el libro de texto y el trabajo con
lápiz y papel, que es abstracto. No es lo mismo “tocar” una multiplicación,
entender el concepto, que memorizar las tablas.
-Que las situaciones cotidianas están llenas constantemente
de oportunidades de aprendizaje que muchas veces se pierden por “no haber
tiempo” para ellas y a cambio ofrecemos lo que estaba programado, que muchas
veces está totalmente descontextualizado.
-Que los niños y niñas aprenden de las situaciones reales,
de lo que es importante para ellos, de lo que despierta su interés, por lo que
no podemos ofrecer a todos lo mismo, ya que la inteligencia se construye de
forma activa, no siendo meros receptores de la información que otros nos
ofrecen, por lo que en el aula deberá de haber diferentes propuestas para que
cada niño y cada niña, pueda construir los aprendizajes desde diferentes
caminos.
Laura Estremera Bayod
Maestra de audición y lenguaje, Educadora infantil y
Psicomotricista.
Autora del blog Actividades para el primer ciclo de
educación infantil, del libro CRIANDO (de descarga gratuita) y del libro SER NIÑOS ACOMPAÑADOS.
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Imagen de portada de la jornada “Senderos, Escuelas que
acompañan”